domingo, 12 de agosto de 2018

¿Un gurú, un maestro espiritual o un reverendo hijo de...?




Soy un gurú loco, ten en cuenta esto antes de venir a verme
Lo que enseño puede ser nocivo para tu salud y tu bolsillo




Testimonio

Génesis

Entré en el grupo porque un amigo me lo recomendó. Siempre me había interesado el budismo, la meditación y la cultura oriental. Además estaba a la búsqueda de un método para reducir mi estrés.

Tengo que decir que el aspecto grotesco y palabrotero del “maestro” me sorprendió el primer día hasta el punto que estuve a punto de no volver, pero los temas que se trataban allí eran tremendamente interesantes y siempre había querido aprender sobre ello, así que me quedé en el grupo y en poco tiempo estaba encantada con mi “Maestro Espiritual”, con mi nuevo grupo de amigos y mis nuevos aprendizajes y en poco tiempo era una  "fan incondicional”. 

Las cosas que todavía no comprendía, me explicaban que ya las entendería más adelante, que el proceso espiritual era lento y había que tener paciencia.

A veces estaba un poco despistada porque el primer día dijo el “maestro” que allí se aprendía chamanismo Bönn, sin embargo al día siguiente fui e hicieron un rezo en árabe (dikr) mientras él estaba vestido de lama y al mes siguiente cantaban “Hare Krishna” y rezaban a Jesús mientras se tapaban la cabeza con un pañuelo, al mas puro estilo árabe, “para guardar la energía espiritual”. Cuando me preguntaban mis amigos qué hacía en el grupo a veces no sabía cómo responderles, pero lo que tenía claro es que me encantaba. La incongruencia que yo sentía “era por mi ignorancia”, tenía que vaciarme de mis antiguas creencias para poder ser verdaderamente libre y alcanzar las verdades de Dios. Eso me decían.

Empecé a ver cómo las alumnas le daban masajes en grupo al “maestro” al terminar la clase. Cuando terminaba ésta, siempre nos quedábamos charlando un rato y  muchas veces el “maestro” se tumbaba al final de la sala, se quitaba la camiseta y las alumnas le daban un masaje en todo el cuerpo; cada una se centraba en una parte, espalda, manos, pies... Yo, que por aquel entonces era bastante tradicionalista consideraba que eso era un “putiferio”, pero el “maestro” argumentaba que él estaba muy agotado por tener tanto sobrepeso (180 kg)  y por tener que soportar todo el karma de sus alumnos y que además así las alumnas aligeraban el suyo al darle masajes a él, que era un bodhisattva, un ser iluminado. 

Me daba cuenta de que muchas alumnas tenían una especie de enamoramiento del “maestro”. Él siempre lo explicaba diciendo que las chicas no se enamoraban de él sino de la “luz espiritual que emitía”. Yo lo tenía claro, mi “enamoramiento” era del alma, de total devoción y confianza hacia mi “maestro”, no de su parte física.



Sin embargo, yo veía, que el “Maestro” muchas veces y sobre todo con las alumnas nuevas tenía un comportamiento similar al “flirteo”. Se deshacía en halagos y mimos hacia las chicas nuevas. Hoy sé, que era la forma de captarlas y de llamar su atención, enamorarlas para que no abandonaran el grupo y cuando ya estaban enganchadas les hacía desprecios para generar aún más interés. A veces los flirteos eran tan descarados que su novia, la que tuviera en ese momento, tenía ataques de celos y desde fuera, realmente parecía que estaba a punto de cambiar de chica. Luego todo quedaba en nada, (o no) pero las chicas se quedaban colgadas de él dificultando su salida del grupo.

Sin embargo yo sentía, que era una alumna de segunda categoría. Me rechazaba frecuentemente y siempre me dejaba en segundo lugar. Esto acentuaba mi interés por él. Ahora sé que esto es una técnica sectaria.

El que por aquel entonces era mi marido, entró en el grupo. A los pocos meses le enviaron a India de viaje. Yo no pude ir porque teníamos un hijo, de forma que iría más tarde en noviembre. El “Maestro” organizó un viaje para 4 personas, algunas decidieron ir, otras fueron añadidas al viaje por decisión suya animándoles con comentarios del tipo “Tienes que ir a India para salvar tu vida, sino morirás” (una clara manipulación y coerción).

Digamos que fueron de viaje 4 personas, y volvieron 2 parejas, lo cual precipitó mi divorcio en menos de un año. En ese momento yo me llegué a creer lo que me decía mi “maestro”, que mi matrimonio estaba en crisis y que era cuestión de tiempo, pero revisando mis emails y chats con posterioridad vi que en mi pareja no había crisis, sino solo un poco de estrés motivado por la vida normal con un bebé. El hecho de hacernos creer que estábamos en crisis le permitió embolsarse bastante dinero (60 euros por persona por semana) en concepto de “terapia psicológica” necesaria para “evitar vuestro fracaso”.

Sería muy obvio explicar el drama emocional al que uno queda sujeto durante un divorcio. Esta debilidad me sumergió en una espiral de manipulación aún mayor.

Mientras mi marido estaba en India, el “Maestro” me propuso hacer “tantra” con él. Una excusa pseudo-espiritual para acostarse conmigo. Me dijo que “había una forma muy rápida de evolucionar espiritualmente pero que no tenía porque hacerlo si no quería” .Llegué a estar en una cama con él a pesar de no tener el más mínimo interés por su persona como hombre. De hecho tuve que vencer mil resistencias que tenía, porque yo realmente no quería hacerlo pero, para mí, evolucionar espiritualmente y mejorar como persona era lo más importante. El “Maestro” me preguntó “¿Qué opinas de esto?” Y yo le contesté en un momento de lucidez: “Es el Maestro aprovechándose de la obediencia de su alumna”. Entonces me empezó a gritar como un energúmeno diciendo “Si eso es lo que crees, vete de aquí”. Lo retiré y pedí perdón. Pero ante tal respuesta no tuvo más remedio que dejarme ir, con lo que finalmente todo quedó en nada. 

Realmente me sorprendo de cómo  pude llegar a esa situación siendo como soy.
¿A qué tipo de manipulación se puede someter a una persona sin que se dé cuenta para convencerla de hacer algo en contra de su voluntad y creyendo falsamente que quiere hacerlo?

Un día comenzó a decir que había mandado a un alumno “de putas”. A mi me parecía tremendamente extraño que irse de putas pudiera ser espiritual, pero él tenía salidas para todo. Dijo que había enviado al alumno “de putas” pero que le había hecho hablarle a la prostituta sobre Jesucristo, con lo que supuestamente había sido una experiencia terriblemente enriquecedora para él.
Varios meses después contó en clase que él mismo, a veces, se iba “de putas” también, pero que no lo hacía para satisfacer sus necesidades físicas, decía que iba pero que solamente les hablaba de Dios y de espiritualidad, y que como máximo él permitía que le hicieran felaciones pero que era para el bien de sus almas. El hecho de tomar contacto con su amrita (néctar sagrado, semen) les hacía a las prostitutas purificar su karma y evolucionar sus almas a una velocidad de vértigo. Las prostitutas tenían que estar agradecidas de haber podido estar en contacto con él, de esta forma podían tener la oportunidad de tener un mejor renacimiento.

No sé como, pero el conseguía que sus alumnos, incluida yo, se creyeran estas historias a pies juntillas y que incluso le siguieran el juego y se alegraran de que él hiciera estas prácticas por el beneficio de la humanidad.

Años más tarde el “maestro” comenzó a decir, que le hacía beber a su novia sus fluidos corporales durante las relaciones sexuales para limpiarla del efecto de las drogas y también dijo durante un curso al que asistieron 20 personas, que había sanado a una gallega de fibromialgia y a otra gente de la sangha, dándole a beber su semen mezclado con otros ingredientes en un bote. Desconozco si la gallega sabe que el “maestro” va contando esto sobre ella en los cursos.

Generosidad

Cuando ya llevaba un tiempo considerable en el grupo el “maestro” comenzó a pedirme dinero abiertamente. Hasta entonces no se había hablado del dinero más que para dar una pequeña propina en las clases, pero con el tiempo comenzó a ser mas directo y comenzó a pedirme el diezmo sobre mis ingresos además de cantidades de dinero periódicamente diciéndome que carecía de éste y que tenía que ir a Cáritas para recoger un carro de comida para sus hijos. En ese momento, yo no me daba cuenta, pero el frigorífico siempre estaba lleno de Coca Cola y continuamente pedía comida a domicilio, cosa que yo no me puedo permitir con tanta frecuencia. Entonces, pensaba yo, si tienes que ir a Caritas no te gastes el dinero en comida a domicilio o en vicios innecesarios. Pero yo estaba ciega. Mi “Maestro”  me pedía dinero y yo le daba dinero. Aunque durante breves momentos eras consciente de las contradicciones, él siempre conseguía borrarte las dudas de alguna manera.

Recuerdo una vez que me hizo comprarle un Kigonki en Biocultura diciéndome que luego me daría el dinero, y cuando llegó el momento de devolvérmelo, se puso en plan “pobrecito tu maestro que siempre ha querido comprarse un Hand-drum y nunca tiene dinero”, con lo que finalmente no me lo devolvió (550 euros).

Nunca se compró el Hand-drum, lo que quiere decir que se quedó el dinero. El sabía que me encantaban los instrumentos musicales y que era mi punto débil. A cada uno le pillaba por su punto débil, a unos les sacaba instrumentos, a otros comida, a otros masajes, felaciones devocionales incluso….a cada uno le sacaba lo que podía. El siempre decía que el daba su vida entera por nosotros y que su dedicación a nosotros era absoluta 24/7 y nosotros nos lo creíamos totalmente y encima le dábamos las gracias.

Le daba dinero incluso cuando ya no tenía suficiente para llegar a fin de mes, y muchas veces privándome para que él viviera a cuerpo de rey. Esto evidentemente lo sé ahora, pero en ese momento mi vivencia era otra.

Un día le descubrí mintiéndome descaradamente y le pregunté que porqué me mentía. El me respondió “te miento porque te hago de espejo, mientras tu mientas yo te mentiré”. No me considero mentirosa, pero la verdad que alguna mentirijilla decía de vez en cuando, así que me propuse no volver a mentir nunca más. Pasó el tiempo y conseguí no mentir durante años. Un día volví a sorprender al “maestro” mintiéndome, y segura de mi verdad le volví a preguntar que porque me mentía. El respondió: “Cuando ni siquiera sientas la necesidad de mencionarlo es cuando habrás evolucionado verdaderamente”. No había forma de que el “maestro” dejara de mentir. Lo dejé por imposible y a partir de entonces, consideré que simplemente era un defecto de su personalidad. Hace poco comprendí, y mucha gente me lo corroboró, que es un mentiroso compulsivo justificándose con excusas espirituales, y, como dicen muchos, creyéndose sus propias mentiras.

Bondad

Un día durante una clase, a la que debieron asistir 8-10 personas aproximadamente, sus hijos, que estaban en la habitación de al lado, comenzaron a hacer mucho ruido, y él, ni corto ni perezoso, se levantó y les pegó una bofetada a cada uno mientras decía “y la próxima vez, más fuerte”. Volvió a su sillón, se sentó, y siguió dando clase como si nada. Yo me quedé pensando que qué clase de “maestro espiritual” tenía, que pegaba a sus hijos por minucias. Hoy me pregunto qué es lo que pensó el resto de los presentes, pero lo cierto es que nadie pronunció ni una palabra al respecto. En numerosas ocasiones durante los 6 años que compartí con él, le vi pegar a sus hijos e insultarles brutalmente, con un odio terrible, pero desconozco por qué le seguía dando validez como “maestro”. Él se justificaba diciendo que era un padre disciplinado.

La noche oscura

Periódicamente yo caía en “crisis de Maestro”. A veces la parte de mi personalidad que todavía no estaba anulada, se daba cuenta de las inconsistencias, de las contradicciones y de los sinsentidos y caía en crisis sólo durante unos minutos. Pero hablaba con mi “Maestro” sobre mi crisis, le contaba todas mis dudas (error fatal), hacía lo que él me decía y la crisis, no solo desaparecía sino que uno salía reforzado, con más devoción incluso hacia el “Divino Maestro Espiritual”. Los momentos de lucidez nacidos del instinto de supervivencia que te hacían darte cuenta de las graves inconsistencias, eran manejadas con gran maestría para mantenerte encerrado en la “cárcel psicológica” de forma que era prácticamente imposible salir de ahí.

Cuando ya estas aislado de tus amigos y familia y tu grupo se ha reducido prácticamente a la “sangha”, pides consejo al maestro y al grupo. ¿Quién te va a abrir los ojos si has sido separado de todos tus seres queridos?

En ocasiones durante las crisis, me daban ganas de preguntarles a los ex alumnos que por qué  se habían ido, pero nos había vendido la idea de que todos los que lo habían hecho era porque no habían podido soportar el trabajo espiritual, que eran unos mediocres, y el maestro siempre se inventaba una historia falsa y dramática sobre cada uno de ellos, lo que te espantaba y te horrorizaba y te quitaba todas las ganas de llamarles. Además los que estaban fuera del grupo eran “Satanás” y, claro, ¿quien quiere llamar por teléfono a Satanás?

Recuerdo que había días que iba a su casa con la idea de replicarle ideas, conceptos con los que no estaba de acuerdo, como vender la casa de retiros que le habían regalado, pero cuando llegaba a su casa y quería replicarle, ¡me quedaba muda! Me quedaba absolutamente muda. Todas las réplicas y los razonamientos que había estado preparando, se me olvidaban o no era capaz de expresarlos con claridad. El me interrumpía, me daba dos explicaciones cortas y mis argumentos quedaban completamente invalidados. ¿Por qué me pasaba esto? No lo entendía. 

"Creía que era verdad, que los alumnos se iban de la sangha porque no habían podido soportar la dureza del trabajo espiritual. La verdad que es duro, siempre hay más y más capas de cebolla que pulir. El trabajo espiritual nunca se termina. Es normal que no hayan resistido. Es muy duro. Hacer todo aquello que el maestro te pide es muy duro, cuesta, y no todo el mundo esta dispuesto a hacerlo. Pero...¿porque habrán hecho esa barbaridad? ¿Porque habrán criticado al maestro? Sin duda no le han entendido. El siempre hace todo lo posible para nuestro bien y se desvive por nosotros. Sin duda han caído bajo el poder de Satanás, todo el trabajo espiritual se ha perdido. No le llamaré, no vaya a ser que eche por tierra toda mi evolución. Oh !Dios mío! !Otra alma perdida!"



Buenas obras

“El Maestro siempre esta haciendo buenas obras. El hace obras de caridad por donde pasa. Es consciente del Karma y eso le hace ser generoso por naturaleza. Dice que vamos a construir unos colegios en India con centro médico incluido. Hay un hombre que va a poner una gran cantidad de dinero y varios de la sangha irán a India a vigilar las obras durante un tiempo. ¡Qué emoción!¡Lo que siempre quise hacer!¡Ojalá pudiera ir yo!”

Y pasaba el tiempo...

“Los colegios en India no están saliendo adelante porque dice el maestro que tenemos todos mucho ego. Hasta que no pulamos mucho más el ego del grupo no se van a poder cumplir nuestros sueños. Tenemos que trabajar más duro, ser más generosos, obedecer al maestro más y mejor...¡sumisión total para cumplir nuestro sueño!. Esta obra de Dios tiene que hacerse desde Dios y ¡no desde el ego!”

Todo conejo necesita una buena zanahoria y mi zanahoria eran los colegios en India. 

Siempre persiguiendo un sueño que nunca llegaba, y seguías esperando y pasaba el tiempo y el sueño siempre estaba allí a punto de cumplirse pero nunca llegaba el momento y siempre había una excelente excusa. Creo que en parte la zanahoria era uno de los motivos que me mantenía en el grupo. Cuando me surgía la duda, la zanahoria me recordaba que debía seguir allí. ¡Esta zanahoria era muy importante para este conejo!

Un día otra alumna preguntó en clase sobre los colegios en India, estaba al teléfono, el maestro le respondió y luego colgó. Más tarde dijo que ella siempre estaba hablando de los colegios en India “porque era su propia paranoia personal”, lo cual no me sonó demasiado bien. ¿Cómo que su propia paranoia personal? ¿No íbamos a hacerlos? Pero el maestro volvía a hablar de los colegios más tarde y yo como buen conejo seguía persiguiendo la zanahoria. Además, si no se hacían, no era por otra cosa que por mi culpa.

Se me escapó un pequeño detalle: Con todo el dinero que di podía haber construido un colegio en India yo solita y sin la ayuda de nadie.




Milagros

Creía firmemente que mi maestro realizaba pequeños milagros. En mi opinión, yo misma los había visto con mis ojos. ¿Cómo no iba a creérmelo si lo había visto?

"Mi maestro tiene el don de realizar pequeños milagros. Dios le concede ese don para que pueda mostrarnos Su grandeza. Somos tan ignorantes que no podríamos creerle si no fuera por esos pequeños milagros. Oh, ¿Podré algún día conseguir que mi fe sea pura y no dependa de milagros? ¿Podré algún día conseguir realizar pequeños milagros yo misma para poder hacer crecer la fe de los demás?. La grandeza de Dios baja a la tierra y se hace milagro por nosotros. ¿Seremos dignos?"

Todavía no me había dado cuenta de que era todo fruto de un gran engaño. No había milagro. Había mentira, engaño, manipulación y sugestión.

El decía que curaba, yo le creía porque creía firmemente todo lo que él me decía. Pero al salir del grupo, pregunté. Pregunté a la gente que él dijo que había curado, y ninguno dijo que él les había curado. Se lo había inventado. Había mentido. Así de simple. Y todos nos lo habíamos creído. Todos, sin excepción.

A mi me dijo que me había curado 2 veces, pero que yo era tan "burra" que había recaído por mi poca fe. Le pregunté si debía ir al médico a comprobar la curación. No me dijo que no, tampoco que sí. Solo enredó un juego de palabras para decir que si iba al médico estaría mostrando mi falta de fe, porque si yo sabía que me había curado, ¿para qué necesitaba ir al medico?. Fui al médico mostrando mi escasa fe y efectivamente no me había curado.

"Toda la culpa era mía, mi escasa fe. Alguien del grupo que no recuerdo me dijo que no se imaginaba a los curados por Jesucristo yendo a la consulta del médico. Yo no me había curado por imbécil, había tenido la oportunidad y la había desperdiciado".

Un día asistí a un supuesto exorcismo como testigo y aprendiz. Un chico que no hablaba por un problema de drogas. Hubo una sesión larguísima de cuencos tibetanos y oraciones de exorcismos. Nada funcionaba. Estábamos 5 aprendices ayudantes y el maestro. Rezamos y rezamos pero nada funcionaba. El chico gruñía y se retorcía. En un momento hubo un cambio de plan. Vino el maestro, le preguntaba algo, y cuando no respondía le daba un pellizco fortísimo en el hombro. Estuvimos así casi 1 hora. Pregunta, pellizco, pregunta, pellizco, hasta que el chico empezó a responder un sonido gutural y poco a poco, unas palabras. !Milagro!
Al final de la terapia entró la familia. El maestro le tocó el hombro al chico y le preguntó "¿Quién te ha sanado?. El chico respondió con dificultad: "Jesús". 
El mudo habló. Luego recitó el padrenuestro enterito.

“Toda la familia y varios de los presentes, entre los cuales me incluyo,  comenzaron a llorar de la emoción porque el niño no hablaba y gracias a la terapia del maestro empezó a hablar. Todos nos abrazábamos alabando a Dios, era increíble. Habíamos vivido un auténtico milagro delante nuestra”.

Ese día mi madre me dijo que estaba en una secta. Le respondí:

"!Dios mío, mama!. Mi maestro sana con su sola presencia. Mi maestro cura a los endemoniados, hace hablar a los mudos. Quiero dedicarme a esto que él hace. Quiero aprender todo lo que el pueda enseñarme. Quiero sanar con los cuencos, quiero sanar con mis oraciones. Quiero ayudar a los demás (lloro). !Quiero ser como él, mama!. No es una secta, las sectas no curan a los mudos".

Recientemente me vino a la mente una breve imagen de ese día. Recordé la expresión "reflejo condicionado de Pavlov". No era un milagro. Había sometido a ese chico a una tortura de pellizcos y gritos hasta que el chico, por un reflejo condicionado, cada vez que le tocaban el hombro, hablaba. Si no hablaba sabía que le esperaba un fuerte pellizco y una interesante colección de gritos. Hizo al chico hablar por medio de una tortura. Creo que a esto no se le debería llamar "sanación".



Devoción total

Con el tiempo comencé a darle masajes grupales yo también. Lo que antes me parecía un “putiferio” ahora me parecía una dedicación y devoción absoluta al maestro. 

“Darle masajes al Maestro tiene tan buen karma y además él nos alivia de nuestro karma tan pesado para que podamos dedicarnos a nuestra vida espiritual, ¡cómo no voy a darle un masaje!, ¿Qué menos que un masaje?”

El masaje servía para varias cosas, para darle placer, para que se sintiera adorado y adulado y además para generarle unos celos terribles a la novia de turno. Algunas alumnas decían que olían a rosas mientras le daban masajes y otras tenían experiencias  “místicas” causadas por la sugestión, la manipulación y las largas horas de rezar mantras. Todo esto favorecía la adoración al “Maestro”, si olías a rosas mientras le dabas un masaje al maestro, esto confirmaba varias cosas, que el maestro era un emisario de Dios y que ibas por buen camino.



Se escuchaba “por ahí” que varias alumnas se habían acostado con el “maestro”, alguna chica le había hecho una felación devocional. “Es que el “maestro” lo necesitaba y era lo mejor que yo podría hacer por él” decían….Yo flipaba. Estaban todas rendidas a sus pies. Era como si todas estuvieran enamoradas perdidamente de él a pesar de que físicamente era un poco grotesco (y eso siendo delicada). Esto pensaba yo a los pocos meses de entrar.

El “maestro” lo justificaba diciendo que tenía un acuerdo con su mujer porque ella ya no quería tener relaciones con él. ¡A saber porque su mujer no quería tener relaciones con él!…pero, por alguna razón inexplicable, a toda la audiencia le parecía estupendo lo que el “maestro” contaba y todos se quedaban conformes con la explicación: “El maestro se acostaba con otras y era normal porque, claro, su mujer le ignoraba, y él tenía sus necesidades fisiológicas….”, era normal, nadie dudaba ni se planteaba nada.



Las chicas después de acostarse con él salían llorando arrepentidas. Cuando uno hace las cosas voluntariamente, estas cosas no ocurren.

Con el paso del tiempo yo comencé a ver normal que el maestro flirteara y tonteara con todas. Empecé a pensar que era normal que todas quisieran acostarse con él porque su “¡luz era tan inmensa!” e incluso empecé yo misma a tener fantasías sexuales con él, lo cual por un lado me sorprendía ya que físicamente no me atraía nada. De vez en cuando, entraba en una especie de crisis pensando: ¿Pero por qué tengo estos pensamientos acerca del maestro? Si él no me atrae, ¡no lo entiendo!. A veces no dormía analizando el porqué  de esos pensamientos y de donde podían proceder. Mi conclusión fue que procedían de mi devoción hacia él, que yo estaba confundiendo, y que debían ser reminiscencias de aquella vida anterior en la que él fue Yukteshwar y yo una de sus consortes. Yo quería a mi novio, le amaba tanto….¿Porqué estoy pensando en otro hombre?

Creo que fui de las pocas que me “salvé”, que no me rendí a sus encantos. Quizás el instinto maternal me hacía salir huyendo hacia el otro lado cuando me hablaba de ser su pareja. Por Dios, ¡qué horror!. Como “maestro” yo estaba “loca” por él (entiéndase “loca” por “súper devota”), pero como pareja me parecía horroroso. Tenía unas contestaciones completamente desorbitadas, maleducadas, fuera de todo punto. Como pareja….jamás…Además por sus comentarios parecía obsesionado completamente con el sexo, y especialmente con el sexo anal. Sin embargo yo permanecía bajo una especie de ceguera que no me permitía ver con claridad todas las cosas incongruentes que estaban ocurriendo.

La novia que tenía por aquel entonces, mientras estaba casado, estaba constantemente en crisis, a veces lloraba encerrada en su habitación durante varios dias seguidos. El maestro decía que estaba loca, que estaba trastornada. Luego supe que lo que sufría eran crisis por maltrato atroz.  

La palabra adecuada no sería novia, era amante. El lo llamaba “consorte”, consorte tántrica para el avance espiritual, que es una expresión muy bucólica para expresar que eres un infiel sinvergüenza. Todos sabíamos que el “maestro iluminado” estaba casado y que tenía esta novia con la que evidentemente le era infiel a su mujer. No me preguntes cómo nos convencía para que todos estuviéramos tan contentos de que el “maestro” fuera un adultero empedernido y reincidente con poca vergüenza. La visión que yo tenía en aquel momento era que su mujer no le satisfacía, y si ellos tenían un acuerdo personal, quien era yo para meterme en medio. Además, según el maestro, yo era una sosa y tenía que “matar la monja que llevaba dentro”, por eso no protestaba. Era mi visión la que estaba errada.

Lo que no me daba cuenta era que eso era precisamente la forma en la que él se justificaba públicamente durante las clases. El nos hacia creer eso. Es decir, nosotros pensábamos lo que el “maestro” nos decía en sus clases. El nos hacía pensar que nuestras opiniones eran lo que estaba errado, que estábamos manipulados por la sociedad y que estábamos castrados por la educación. No se podía pensar e ir un poco más allá. Nadie se daba cuenta de que era un adulterio evidente. Todo el mundo “pensaba” que era un acuerdo personal o que tenía un problema interno de “tradicionalismo excesivo”. Todo el mundo pensaba lo que el “maestro” nos metía en la cabeza. Éramos robots pensantes, pensando únicamente lo que nos habían “programado”. No podíamos salirnos del tiesto. Cualquier atisbo de pensamiento crítico duraba unos segundos y desaparecía.

La venida del Apocalipsis

Creo que nunca llegué a creerme del todo el cuento del Apocalipsis. Primero iba a ser en el 2011, luego en el 2012, y luego, el verdadero, iba a ser en el 2016. 
Entre medias hubo un brote de ébola, del que los medios supuestamente nos ocultaban su verdadera gravedad y luego una invasión musulmana inminente, a parte de la invasión zombi del fin de los tiempos y varias más.

Ante tanto postergar era evidente que era un cuento. Yo me lo tomaba como un trabajo personal. Y si el mundo se acabara mañana...¿Qué harías hoy?

No me daba cuenta que el hecho de tomármelo como un trabajo personal tenía exactamente los mismos efectos que si me lo estuviera creyendo: No darle importancia al dinero, relativizar los problemas, radicalizarme en mi fe, etc...porque, si el mundo se acabara mañana, ¿para que te serviría el dinero? y ¿qué mejor cosa tendrías que hacer, si estas a punto de morir, que aligerar tu pesado karma dándole “pasta” al maestro?

“Un día llegué al trabajo y les dije que si se estaban preparando para la invasión musulmana. Le dije a mi jefe que era necesario aprenderse la Alfatiha por si los musulmanes nos hacían sus prisioneros. Ya se conocían varios casos de presos liberados por conocer las Suras del Corán. Le recité la Alfatiha entera a mi jefe en árabe que se quedó patitieso. Era necesario aprendérsela para salvar la vida. Nadie me hizo caso. Claro.  ¿Es que no os estáis enterando?¿o qué?”

Soportar la crítica

Cuando te salías del tiesto recuerdo que te vapuleaban públicamente o en privado.  Salirse del tiesto significaba tener cualquier atisbo de duda y manifestarlo en voz alta, manifestar cualquier tipo de desacuerdo con el maestro o con las enseñanzas del maestro o hacerle cualquier tipo de crítica aunque fuera muy sutil. Él sabía muy bien cómo dejarme en ridículo frente al resto de los alumnos. Siempre utilizaba los temas que sabía que eran más sagrados para mí. Cogía una pizca de verdad, le daba la vuelta, lo tergiversaba completamente, añadía unas cuantas palabras inventadas, unos insultos, unas risas y ya tenía una historia.

“Todo el mundo sabe que las historias que cuenta en clase sobre los alumnos están enormemente tergiversadas y en parte inventadas. El maestro está trabajando con nosotros, nos está haciendo de espejo para que veamos nuestras faltas y nos purifiquemos y así podamos evolucionar. En la medida en que puedas aceptar la historia sin quejarte, estarás dominando tu ego y algún día alcanzarás la ecuanimidad. Gracias a Dios que tenemos un maestro que nos indica el camino a seguir, sino seríamos unos ignorantes”.

“Cuando el maestro se está inventando algo sobre alguien o cuando está tergiversando una historia es porque está trabajando con él. Hay que dejar al maestro trabajar con los alumnos, ya que nosotros no sabemos nunca la verdadera intención espiritual que él tiene. Seguramente está trabajando con el continuo mental del alumno para sanarle algo que desconozco. No debemos interferir, de lo contrario nos caería el Karma”.

Estábamos así aleccionados para soportar mentiras, tergiversaciones e incluso maltratos e insultos en público. Con la excusa de la evolución espiritual se toleraba todo tipo de barbaridades y vejaciones. ”El maestro lo hace para que evolucionemos” decíamos. No nos dábamos cuenta de que nos había entrenado para soportar sus maltratos con excusas espirituales. 

Cuando le pillabas te decía "Muy bien. Has superado la prueba. Tuve que crear esta prueba, que me ha resultado muy dura, para ver como respondías o como actuabas". Siempre tenía una excusa genial para defenderse o atacarte. El maestro te podía hacer cualquier cosa. Si no le pillabas, bien. Si le pillabas, "era una prueba". No había escapatoria.

Ama al prójimo como a ti mismo

Poco a poco el “maestro” comenzó a ponerme en contra de mi familia, me decía textualmente que mi madre “era una hija de puta” y me mandaba a terapeutas para trabajarme la relación con mi madre, cuando yo nunca había tenido ningún problema con ella.

Comencé una relación personal con otro chico. Me hicieron creer que estar con él era lo mejor para mi evolución espiritual. Así que tras vencer las resistencias iniciales, acepto. 

La relación prosperó y se convirtió en una preciosa relación. 

Obediencia

Al poco tiempo tengo una discusión con mi ex marido por tema custodia y el “maestro” me “ordena” que le denuncie por malos tratos. La bronca había sido grande pero de ahí a malos tratos había un mundo…

Textualmente me dijo: “Te ordeno que vayas ahora mismo a la comisaria de ******* en un taxi y denuncies a tu ex por malos tratos. Tú ahora mismo no lo entiendes pero lo estoy haciendo por evitar un mal mayor, recuerda que yo tengo visión superior”.



Efectivamente fui a la comisaria y estuve a punto de denunciarle. Yo le debía obediencia a “mi maestro”, le había dicho que si alguna vez me daba una orden le obedecería sin rechistar. Pero esto me parecía demasiado. Yo no creía justificado denunciar falsamente a alguien por malos tratos pero si mi Maestro, que tenía visión superior, lo decía, seguro que era por algo importante.

Me desmoroné en la comisaria y no pude denunciar. No era justificado. Había decidido no hacerlo, pero “mi maestro” me había dado una orden y seguro que me caía un karma terrible que después pagaría. Simplemente no fui capaz. Aún así no estaba segura de si había decidido lo correcto porque “mi Maestro” siempre buscaba mi bien. En menos de un mes, por esta gran contradicción dentro de mi ser, caí de baja durante un año con un trastorno de ansiedad tan grave que creían que tenía un tumor cerebral.

Recientemente me di cuenta de que el verdadero motivo por el que el “maestro” me había ordenado denunciar era que ese mismo día de la bronca, mi ex me dijo que estaba en una secta, como la de los Miguelianos, que acababa de descubrirse por aquel entonces. Yo se lo dije al “maestro” (error fatal) porque nunca le ocultábamos nada. El escuchó secta y quiso protegerse. ¿Cómo? Metiendo en la cárcel a quien osara acusarle de ser una secta de la forma que fuera, legítima o ilegítima.

Apocalipsis final 

Pasamos unos meses sin interferencias, aprendiendo espiritualidad juntos y compartiendo los mismos intereses. Pero a los pocos meses comienza la pesadilla.  En ese momento, yo no lo sabía, pero el “maestro” se había propuesto destruir nuestra relación. El “maestro” le manipulaba para convencerle de cosas que no eran ciertas sobre mi y conseguir así que yo hiciera todo lo que le dijeran. Le llenaba la cabeza de pájaros falsos a mi novio y así manipulaba toda su realidad. Mi novio dejó de pensar por sí mismo y comenzó a pensar con los pensamientos del “maestro”. El ya no tenía ideas propias sino que solo ponía en práctica todo lo que él le decía. Mi novio se debía en obediencia hacia “su Maestro”. Le obedecía al 100%.

Sus ideas y sentimientos cambiaron hacia mi. El “maestro” me presionaba a través de mi novio para que le diera ingentes cantidades de dinero. El sabía que no podía sacarme mucho dinero a estas alturas, porque ya me había dado cuenta de su engaño, pero sí podía sacármelo extorsionándome a través de mi novio. Casualmente coincide esto con el momento en el que vendí mi casa a raíz de mi divorcio. La extorsión y pesadilla para sacarme el dinero, que vendiera el oro y que le diera dinero era tal, que accedí a darle el diezmo sobre la venta de la casa solamente para no tener problemas con mi pareja. El líder le pedía mi dinero a mi novio y mi novio me lo pedía a mi. Mi novio era un convencido del diezmo y de darle dinero al “Maestro” y se arruinó gracias a este convencimiento.

Una vez arruinado, mi novio, decidió buscar trabajo, pero el “maestro” le convencía para que no trabajara. Le decía que no le hacía falta, y que lo que tenia que hacer era dedicarse a “trabajar para Dios”, pero él ya nos había arruinado a los dos; yo, que siempre había tenido ahorros, me quedé sin nada, y no sólo eso sino que tuve que pedirle a mi familia un préstamo de miles de euros.  Durante unos meses mi novio vivía de mi sueldo y seguir en esta espiral de falta de dinero lo único que hacía era generar más crisis en casa. El maestro conseguía sacarme el dinero a mi a través de la extorsión por medio de mi novio y el efectivo que yo le daba a mi novio para que tuviera algo para vivir, se lo sacaba también diciendo que su Maestro Santiago (el  supuesto “maestro” de mi “maestro”), supuestamente un ser inmortal, que cambiaba de cuerpo a voluntad y que se comunicaba con él por hangouts y email, le ordenaba que le diera el dinero a él. En un periodo 2-3 meses nos sacó 7.900 euros.  Encima antes de darle el dinero, nos teníamos que “trabajar” para dárselo con amor y una sonrisa y no con resentimiento, porque sino éramos “unos putos ratas”, cosa que después el aprovechaba para decir que se lo “habíamos dado voluntariamente”. 

El “maestro” aprovechaba para poner a mi novio en mi contra. Nuestro amor era muy grande pero vivíamos una pesadilla constante por la manipulación externa. 

Luego él argumentaba que había sido una prueba espiritual que yo había superado y aquí no había pasado nada. La excusa perfecta.

El “maestro” comenzó a decirme que mi madre tenía que vender la casa de la que era usufructuaria para que me diera mi parte de la herencia. Pretendía que dejara a mi madre en la calle solamente para que el pudiera cobrar el diezmo de mi parte. Le daba igual todo con tal de conseguir lo que perseguía, pero en aquel momento yo creía que me quería ayudar y me lo planteé seriamente. Pero como en ese momento ya tenia tantos temas emocionales abiertos, finalmente me dijo que ya abordaríamos ese tema más adelante. Llegué a enfrentarme con mi madre en varias ocasiones. ¡Vaya! toda una vida sin problemas y de repente, todos los problemas juntos. 

Por otra parte también atacaba e insultaba a mi hijo continuamente, diciéndole que “estaba endemoniado”,  que “no había quien le aguantara” y que “era para quemarle en una hoguera” y para “tirarle por la ventana” y cosas así... Pero a mi me parecía que lo único que pasaba era que tenia terrores nocturnos y era un poco movido, pero me convenció para que un día le llevara a una reunión con un  exorcista porque sino “cuando fuera adolescente iba a matarme”. El pegaba e insultaba grotescamente a sus hijos continuamente, con lo que me parecía que podía darme escaso ejemplo como padre, claro, que esto jamás hubiera podido expresarlo en voz alta bajo riesgo de ser vapuleada públicamente. Una vez le ofrecí mi ayuda para sobrellevar mejor el tema de sus hijos y me contestó: “Precisamente ayer tuve una realización divina que me hizo comprenderlo todo, así que ya no me hace falta tu consejo”. Yo me alegré, pero a los pocos días le vi que seguía pegándoles y dándoles de comer hasta provocarles el vómito. Decidí dejarlo por imposible. Maestro iluminado perfecto. Bodhisattva, enviado de Dios.


Finalmente el “maestro” le ordenó a mi novio que se fuera con otra mujer del grupo. Cuando mi novio se fue de casa me dijo “Yo no hago lo que quiero sino lo que tengo que hacer”, mientras lloraba desconsolado, cosa, que en su momento no entendí, pero hoy sí. Estaba acatando órdenes. 

Una vez que los dos estábamos arruinados, convenía que mi novio se fuera con otra mujer a la que poder sacarle el dinero. El movía los hilos por detrás y lo organizaba todo y las chicas no se daban ni cuenta de que su nueva relación era fruto de una tremenda manipulación.   A veces veían atisbos de “rarezas” pero en cuanto le consultaban sus dudas al “Maestro” (error fatal), él les contaba cualquier milonga y las convencía. Esto terminó por destruirme emocionalmente. En medio de la crisis emocional el “maestro” intentó de nuevo ser mi pareja diciéndome: “Tu eres la mujer de mi vida y lo que necesito es una mujer como tú, una mujer con un hijo y madura como tú”, pero yo lo único que quería era recuperar a mi novio.

Yo no me daba cuenta de que toda mi desgracia estaba provocada por él. El había destruido, poco a poco y sin que me diera cuenta, toda la estructura de mi vida. Yo siempre había sido una persona estable emocionalmente y ahora estaba hecha un churro. El nos engañaba y nos manipulaba la realidad de tal forma que parecía que el era nuestro salvador, cuando en realidad era nuestro carcelero.

Tras un breve tiempo mi novio se dio cuenta de que me amaba y decidió volver conmigo. El “maestro” organizó una cena “trampa” conmigo y con varios miembros del grupo para convencerme de que no volviera con él entretejiendo verdades con mentiras. Toda la cena consistió en criticarle y decirme lo horroroso y lo malo que era cuando en realidad, todo lo malo y lo horroroso procedía de sus órdenes, de sus ideas y de sus manipulaciones y mentiras. Todo el mundo admiraba a mi novio y le tomaba como ejemplo de virtud y de generosidad. ¿Cómo podía ser que de repente fuera todo tan horrible? Fui fuerte y no les escuché, aún así cabía la duda de que me estuviera equivocando por no hacer caso al “Maestro”.

Un tiempo después, cuando nos habíamos recuperado del susto, el maestro y su secuaz intentaron repetir movimiento.

La secuaz del “maestro” le dijo a mi novio que tendría que irse con una chica de Santander. Esta chica tenía familia de empresarios, y claro, convenía tenerla entre las filas de los mas manipulados. Yo ya estaba en la ruina y con deudas y poco podían sacarme. Yo ya no interesaba. A mi me dijo la secuaz: “Tú lo que tienes que hacer es dejar a tu novio e irte con el Maestro, que él es un hombre maduro que sabe tratar a las mujeres y además tiene esa dimensión espiritual que tú necesitas y que él puede colmar”. Esto me suena…El ya estaba con su actual novia, pero todo daba igual. 
Inmediatamente entré en crisis y me puse a llorar. Pensé que otra vez me iban a hacer el mismo juego de arrebatarme a mi novio entre el “maestro” y su secuaz.

Por supuesto, él dirá que todo esto es mentira, que es lo que dice siempre que le descubres. O ¿será porque vivía una realidad completamente tergiversada y verdaderamente se creía que nos estaba ayudando? 

Desde que salimos del grupo hace un año vivimos tranquilos, en paz y armonía. Todos los horrores quedaron dentro del grupo. No eran nuestros, eran fruto de la manipulación.

El hogar

“Vendí mi casa precipitadamente para vivir al lado del maestro. Yo pensaba comprarme la casa cerca de él, pero la única que apareció en mercado en esa época estaba exactamente a dos portales. Pensé que era una bendición. 
Compré la casa con una ilusión tremenda. Siempre estaba con el maestro así que vivir a su lado sólo podía tener ventajas. Toda mi vida estaba a su lado así que me mudé al otro extremo de Madrid”.

Rememorando la toma de decisión sobre la compra de mi casa fue surrealista. 
El maestro siempre decía que el tarot era de la oscuridad, pero un día sacó un tarot "el suyo personal” y dijo que ese sí que era bueno. Me dijo que si quería preguntar algo. Pregunté sobre donde comprar mi casa. Tenía básicamente 3 opciones: Al lado del colegio de mi hijo, al lado de mi madre y al lado del maestro. El tarot fue claro. Si compraba mi casa al lado del colegio de mi hijo mi pareja me iba a dejar y me quedaría sola. Si la compraba al lado de la casa de mi madre, mi madre moriría y también estaría sola. Si la compraba al lado del maestro todo eran bendiciones.

Yo me preguntaba si hacer caso al tarot ya que el tarot era supuestamente de la oscuridad, pero el maestro había dicho que su tarot era diferente y a ver quien era la guapa que se arriesgaba, con un maestro con visión superior, a que le dejara su pareja o se muriera su madre. Así que me compré la casa a dos portales de la suya. Como veis, lo elegí “voluntariamente”.😁

Tengo que decir, que el tarot acertó de pleno. Ahora tengo que recorrer cada día 45 minutos en coche para ir al cole de mi hijo, en lugar de 10. Vivo al lado de un psicópata narcisista al que he denunciado, cosa que siempre añade azúcar a la vida. No tengo ningún amigo cerca ya que los sangheros no me hablan porque soy Satanás. Pero por lo menos mi pareja no me ha dejado y mi madre no se ha muerto.

Confianza

Por si fuera poco, unos meses después, el “Maestro”, con la excusa de un viaje a Jerusalén nos dijo que nos iba a hacer “una terapia para nuestro avance espiritual”. La famosa terapia de implantes de la que tanto habíamos oído hablar.

La terapia consistía supuestamente en retirar por medio de una especie de punzones de metal similares a bolígrafos unos supuestos “implantes extraterrestres” que estaban dentro de nuestro cuerpo. Según él decía en clase, la terapia no dolía y tenía un valor de 200 euros.

Llegó el día de la supuesta terapia y casualmente no podía hacerse con ropa. Tenía que hacerse en ropa interior, no servía con hacerla en pantalones cortos y tirantes, como iba yo. Todos (el y algunos discípulos que aprendían la técnica) me empezaron a poner verde porque no confiaba en mi maestro y bla, bla, bla, así que termine en ropa interior encima de la mesa del salón de su casa mientras sus hijos estaban jugando en la habitación de al lado y de vez en cuando pasaban al baño, me oían gritando y decían “Papá, ¿que haces?” y él les decía “Acupuntura, acupuntura” . Surrealista.

Las rayas que me hacía en el cuerpo apretando con los punzones de metal eran tan dolorosos que me quedaba sin habla y me provocaban sudores e incluso entendí lo que significaba “ver las estrellas”. Era un dolor inhumano, que creo que ha sido el mayor dolor que he soportado en mi vida.

Yo repetía por dentro “confío en mi maestro, confío en mi maestro” pero el dolor seguía ahí.

Mas de 30 min de dolor inhumano, que no creo que consiguiera ninguna evolución. Lo único que conseguí es llenarme las piernas de moratones que me duraron 8 meses. Sí , 8 meses. A día de hoy tengo miedo de que me toquen las piernas.

Según una experta en violencia de género que vio las fotos de las lesiones, el lugar donde se han producido las lesiones y la forma en que se ha producido denota cierto tipo de sadismo sexual.



La misma terapia de implantes, cuando se la hizo a mi novio , no sé porque extraña razón no se hizo con los artilugios de metal sino con una pala de cuero de un sex-shop, que utilizaba frecuentemente para azotar a su novia durante las relaciones sexuales. Era una pala negra de cuero y tenia un corazón grabado. Desconozco el nombre de este cacharro.

Se quito la camiseta y el “maestro, maravilloso maestro” le azotó en el pecho, durante varios minutos con todas sus fuerzas exactamente en el mismo lugar. Y le dijo “hasta que aguantes”. Repito: Le azotó con todas sus fuerzas.

Cuando ya no pudo más emitió un grito horroroso que debieron escuchar en toda la manzana. En casa un rato después vimos la carne al rojo vivo y las venas de color morado y a flor de piel. Hace poco supimos que le podía haber dado un infarto. Esto me provocó de nuevo una crisis hacia mi “Maestro”. “Esto no es normal” decía yo…

Esto mismo se lo hizo en forma más discreta a otras personas del grupo, pero todas ellas a día de hoy, seguro que lo ven como una terapia genial para el avance espiritual, que les ha permitido elevar su vibración en su camino hacia lo divino.

A cada uno le hace la terapia sabiendo cual es el máximo que puede obtener de cada cual. Cuanto más manipulado estás, más burradas te hacen. Si estas poco manipulado te hace unas pequeñas rayitas en los pies, y ya esta! Ale! Dame la pasta!

En plena crisis de dudas hacia mi “maestro”, un día durante una visita a una catedral delante de 20 personas, el “maestro” ni corto ni perezoso, le dio un golpe muy fuerte en la cabeza a mi hijo de 7 y a su hija de 9 por estar cuchicheando cosas de niños. 

Esto terminó por acentuar mi crisis y finalmente, tras un día de extorsión máxima en el que el “maestro” empezó a extorsionar a mi novio para que me confesara ciertas cosas bajo amenaza, nos dimos cuenta de que estábamos en un grupo de manipulación coercitiva. Básicamente, le obligaba a irse de putas en contra de su voluntad y luego le obligaba a confesármelo para destruirnos. Única finalidad: Destrucción. Su excusa: “Era bueno para nuestra evolución”.

Esto ya no era evolución espiritual, ni nada. Era amenaza, extorsión, maltrato físico, maltrato psicológico, maltrato a menores, lesiones, coacción…etc… 

Cuando salí del grupo escribí en el chat grupal claramente lo que había descubierto, pero nadie me creyó, porque no olvidemos que yo era Satanás. El “maestro” ya se había encargado de manipular y tergiversar mi realidad para que nadie quisiera contactarme. Me acusó de varios delitos falsamente en el chat grupal y “desveló" mentiras acerca de mis gustos sexuales que, a día de hoy, me pregunto a quien le interesarían. Ante tales despropósitos seguro que la gente pensó, igual que yo pensé antes de otros, que no merecía la pena contactar conmigo. Yo era a todas luces una mediocre por no haber podido soportar el trabajo espiritual y no merecía la pena seguir invirtiendo en mi. Luego me llamaron unos cuantos, bajo sus órdenes, pero no se lo cogí. Es una técnica habitual que el “Maestro” haga llamar al que se ha ido para hacerle dudar de su decisión, pero yo ya estaba informada sobre lo que significaba “Contacto cero”. 

A los pocos meses de salir del grupo le dejó a mi novio una carta escrita de su puño y letra en el parabrisas del coche junto con unos higadillos de pollo y varias vísceras más en el retrovisor delantero derecho. En la carta me echaba a mi la culpa de todo y él se absolvía de todo atisbo de culpabilidad diciendo que le amaba y otra sarta de chorradas. Supongo que era una amenaza para provocarnos miedo pero había un problema...cuando te hacen tanto daño ya te da todo igual.

Salir no es el fin

Pensé que salir del grupo sería el fin de la pesadilla. Nada más lejos de la realidad. Quedaba por delante todo un trabajo muy duro y difícil de recuperación.

Comenzamos tratamiento psicológico con una experta en sectas. Fuimos a varios psicólogos antes pero era inútil, cada día estábamos peor, no nos entendían. Comenzamos a comprender lo que había ocurrido allí dentro. Comprendimos el proceso de manipulación, de engaño y desenmarañamos toda la trama. Cuando estaba dentro del grupo había ciertas cosas que no me cuadraban, ahora todo encajaba como un puzzle perfecto. 

Entré en shock post-traumático. Ver claramente lo que ocurrió, me dejó en shock. 

Comprender que había seguido a un psicópata narcisista fue más duro que comprender que había estado en una secta. Cuando me di cuenta de que había puesto toda mi vida a disposición de un psicópata, fue cuando tome conciencia de la verdadera magnitud del problema. Empeoré. me costó 15 días tomar conciencia de que mi maestro era un psicópata narcisista. Yo ni siquiera sabía qué era un psicópata y resulta que había estado con uno durante 6 años. ¿Cómo podía haber terminado todo esto? Yo creyendo que había confiado mi vida espiritual y mundana a un verdadero maestro del ego, y había seguido todos los pasos indicados por un trastornado.

Contacté con algunos ex miembros y pude comprobar, no solo que no eran Satanás, sino que había una historia muy coherente detrás de cada uno. También pude comprobar todas las mentiras que nos habían contado sobre todos los ex miembros e incluso las mentiras y tergiversaciones que contaron sobre mi a los de dentro.  Encontré una lista innumerable de personas que me confirmaron que mi supuesto maestro era un mentiroso, un mentiroso compulsivo. Tuve que aceptar, poco a poco, que todo lo que nos habían contado era mentira. A veces no podía creerlo y me entraban dudas. "¿Y si Satanás se había apoderado de mi, mi maestro era bueno y era yo la que lo estaba enredando todo?".

Luego supe que este proceso se llama disonancia cognitiva. La mente se debate entre el antes y el ahora, el maestro bueno y el maestro malo. Estas terminando de procesar la información. Es tan fuerte descubrir que vivías una farsa, es tan fuerte descubrir que todas tus buenas intenciones se convirtieron en un calvario y que encima estabas engañada y haciendo cosas en contra de tu voluntad y ni siquiera te dabas cuenta de que no era tu voluntad. La mente necesita tiempo para asimilarlo.

Pero centenares de personas que se habían ido antes que yo, no podían ser todos mediocres, no podían ser todos unos flojos sin disciplina espiritual, ni estar todos equivocados. A día de hoy no conozco ni un solo ex alumno que tenga buenas palabras hacia el.

Según empecé a mejorar, pude comenzar a leer libros sobre psicópatas, características de las sectas, manipulación mental y técnicas de manipulación. Mi ex maestro cumplía el 100 por 100 de los requisitos. Parecía como si se hubiera estudiado los manuales de manipulación y no se hubiera olvidado de poner en practica ninguno de los puntos. Al comentar esto con los otros ex miembros me enteré de que mi maestro se había estado estudiando libros de técnicas de manipulación y de "cómo hacer amigos en 15 días". Algunos alumnos habían visto los libros en su casa escondidos por detrás de los libros colocados de las estanterías. No podía creerlo, estudiaba manipulación.

Un día vi un libro de pastelería asomar tímidamente por la librería. Lo cogí y me puse a ver fotos de recetas. Había olvidado mi hobbie favorito durante 6 años y me había olvidado de mí misma. Cuando me di cuenta de que me había abandonado a mi misma en un nivel tan profundo, me puse a llorar desconsoladamente. Quien dice que había abandonado mi hobbie, dice que había abandonado a mi familia, a mis amigos, mi aspecto personal y a todo mi "yo". "Yo" había sido sustituida por un sucedáneo que solo sabía buscar a Dios y aprender la ciencia sagrada y había seguido a un loco abandonándolo todo. Si hubiera sido duro pero certero, todavía habría merecido la pena, pero todo estaba basado en la mentira y en el engaño. Eso no podía ser de Dios. Mi maestro no podía ser genuino. Ya me estaba curando de la disonancia cognitiva. Luego supe que esa era exactamente la descripción de secta destructiva "grupo que utiliza la mentira y el engaño". Desde luego, ese era mi grupo (antes lo llamaba sangha).

Todo este terremoto me había hecho olvidar que mis mejores amigos estaban todavía dentro del grupo. !Había que hacer algo! 
Comencé a formarme en cómo sacar a la gente de un grupo sectario y conseguí sacar a más de cinco. Cada vez que sacaba a alguien caía en crisis. Recordar todo de nuevo, volver a hablarlo y retorcer las cicatrices era durísimo. Cada persona me costó el precio de una semana de crisis. Merecía la pena y lo volvería a hacer, pero todo esto hacía que el proceso fuera interminable. Nunca iba a poder curarme si seguía así.  Decidí cuidarme a mi misma. Ya era hora.

Comencé a darme cuenta de que la gente no buscaba a Dios verdaderamente. La gente solo intentaba aplacar su ego espiritual. La evasión y huida de este mundo se disfrazaba de búsqueda de Dios. Gente con iconos en el whatsapp de "todos unidos y de la mano" me negaba la ayuda más fundamental.  Entonces, ¿que sentido tenia todo esto? Descubrí para mi desgracia que la gente se estaba escudando en la búsqueda espiritual para evadirse de los sufrimientos de este mundo. Era más cómodo. ¿Y si la búsqueda de Dios no fuera más que una evasión para vivir en los mundos de Yupi? Supe que los psicópatas suelen tener una búsqueda espiritual muy intensa porque no se soportan a si mismos y usan el refugio en Dios como refugio por no soportar su vida y su historia personal. Pero, ¿y si todos hiciéramos lo mismo en una u otra medida?

Tuve que hacer borrón y cuenta nueva de todo tema espiritual. Primero tenía que desintoxicarme para poder volver a creer en algo, y ¿en que?. De momento tocaba olvidarse de todo. Ya retomaríamos ese tema más tarde. Ahora tocaba olvidarse. Guardé todos los malas y todos los budas en una caja. No podía saber hasta que punto todos esos objetos no estaban programados, así que decidí guardarlos, por si acaso.  Dejé de meditar. No podía. Primero tenía que comprender qué había pasado. Ya habría tiempo para eso y si no lo había pues tampoco pasaba nada.

De vez en cuando pensaba sobre temas espirituales, no sabia diferenciar cuales serían correctos y cuales se había podido inventar el puto maestro. Si saqué una conclusión, el amor siempre tenía que ser correcto, siempre tenia que ser bueno. Decidí dar un voto a la religión del amor. Era la única en la que podía creer. Todo el resto no podía diferenciar hasta que punto me lo habían tergiversado para manipularme.

Fui a casa de mi madre a pedirle perdón por todo el daño que le había causado. Cuando la abracé y comprendí el dolor que le había hecho pasar por culpa de terceras personas, me derrumbé. Rodé por el suelo mientras lloraba y gritaba. Fue una descarga emocional tan brutal que terminé sin fuerzas, no podía levantarme del suelo. Me ayudaron a plantarme en una silla para recomponerme. Intenté explicarle que había estado sometida a una manipulación brutal y no sé si me entendió, la verdad, pero el caso es que me perdonó y pudimos retomar la normalidad. Cuando recuerdo ese día lo recuerdo como una crisis brutal, un infierno en la tierra.

Estaba en un tobogán emocional constante. Iba mejorando poco a poco, pero de vez en cuando se detonaba algún proceso, u ocurría algo, me encontraba al maestro por la calle y me ponía muy nerviosa y recaía.
Poco a poco con el paso del tiempo y al ir recolocando poco a poco todas y cada una de las cosas que nos sucedieron y al ir aceptándolas y reconociéndolas fuimos mejorando.

Considero imprescindible recalcar que es absolutamente necesario el acompañamiento por un psicólogo experto. Salir de una secta destructiva y no desprogramarse es como querer curarse de una herida cuyo cirujano ha olvidado el bisturí "dentro”. Es imprescindible ir desgranando cada uno de los temas, desmigajándolo aunque duela y reinterpretándolo todo desde la nueva perspectiva, de lo contrario la programación seguiría dentro de ti con los potenciales peligros que eso conlleva. Ex miembros de mi grupo cayeron en otras sectas por no llevar a cabo este proceso. Otros siguen adelante con el bisturí dentro.

Haciendo una buena desprogramación, aprendiendo a reconocer a un psicópata narcisista y aprendiendo a detectar técnicas de manipulación coercitiva e hipnosis no se puede asegurar que estarás a salvo del peligro, pero tendrás gran parte del camino hecho.

¿El camino restante? Volver a encontrar de nuevo el equilibrio.

Tuve que irme hasta un extremo para poder rechazarlo y terminar en el otro. El punto medio, ese punto donde se encuentra la virtud según Aristóteles, me esta esperando. Ahora sí, esta vez sin maestro. Gracias. Aunque supuestamente “el que no tiene maestro, su maestro es el ego”. Me arriesgaré.

Resulta que dedicaba mi vida a un Maestro Espiritual para alcanzar el despertar, y el verdadero DESPERTAR era darme cuenta de que todo era una manipulación.

La única religión que vivo a día de hoy es el AMOR, y con AMOR escribo este texto para ver si puedo ayudar a alcanzar a otros EL VERDADERO DESPERTAR.
No niego que exista el despertar, pero, desde luego, no allí.

P.D.: Este texto incluye sólo una pequeña muestra representativa de los hechos acontecidos durante 6 años. Describirlo todo me llevaría todo un libro.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por tu testimonio.
Como poco me parece valiente y honesto.
Espero y deseo que te vaya muy bien y recuperes rápidamente tu equilibro, aunque leyendo esto tengo la impresión que ya lo has recuperado.
Tu compromiso de ayudar me parece, también, muy loable y de agradecer, tengo la sensación de que cuando te metes en algo lo haces a tope.
Gracias, muchas gracias.